EL ENFADO



Esta semana vamos a trabajar una nueva emoción: EL ENFADO

Como ya sabemos la dinámica para presentar o introducir una nueva emoción, los niños seguramente se mostrarán más abiertos a participar.

1º Asamblea conectando y reconociendo la nueva emoción. -

2º Sacas la cara de enfado y preguntarles qué es lo les hace estar enfadados, si saben lo que es una rabieta, si alguna vez han tenido alguna rabieta…


Podemos aprovechar para que nos cuenten una situación en la que se enfadaron mucho, pero muchísimo, o algo por lo que se suelan enfadar a menudo.

3º Leemos la parte del cuento relacionado con el enfado (Monstruo colores)



4º Dramatizamos el enfado con nuestras caras

Para explicar un poco mejor las sensaciones que experimentamos al enfadarnos podemos simbolizar esta emoción con una tela o manta, quizás de color rojo.
Nos la colocaremos encima y dramatizaremos como el enfado se apodera de nosostros y no nos deja ni ver ni pensar con claridad. Cuando tengo encima la tela (el enfado) me choco con los demás, tiro cosas sin querer, estoy confuso al no ver la realidad, como cuando estoy muy enfadado.

El que tiene la tela cuando se siente a respirar podrá quitársela. “Cuando respiramos el enfado desaparece”. Practicamos la respiración abdominal que ya hemos aprendido, nos relajamos, y vamos metiendo de nuevo la tela en la caja. ¡El enfado va desapareciendo cuando nos calmamos con la respiración!

Podemos representar esta emoción de muchas otras maneras:

Garabato del enfado:

Cogemos un papel y una cera o algo para dibujar. Les explicamos al niño/a que mientras pensamos en el enfado vamos a empezar a hacer un garabato muy rápido y fuerte (que sean pinturas que no se rompan fácilmente), sin sentido, mientras gritamos fuerte para que nuestro enfado salga de nosotros hacia el dibujo. Cuando acabemos cogeremos el papel y lo romperemos en pedazos para que la última pizca de rabia que quedaba se nos quite.

Arruga el papel:

Coger una hoja de papel de periódico y arrugarla formando una bola. Luego podemos volver a estirarla sin romperla y volver a arrugarla repitiendo los pasos hasta que nos sintamos más tranquilos. Incluso podríamos terminar de liberar el enfado rompiendo la hoja por completo. Aunque es mejor guiar al niño para que analice el reflejo de su enfado. Después de un tiempo, cuando ya se haya ido la emoción, puedes mirar con él la hoja arrugada y reflexionar juntos como su enfado se puede ver en todas las huellas de la hoja. Son marcas que no se pueden borrar, igual que el daño que hacemos a otros cuando les herimos. Por eso, es mucho mejor descargar el enfado en la hoja de periódico que en las personas que queremos.





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